sábado, 20 de octubre de 2012

Momentos para no olvidar.




Al fin tenemos un lugar donde realizar un proyecto, nos calma un poco esto, pero el tema del tiempo aun nos preocupa. El lugar en el que realizaremos nuestro trabajo es bastante particular. Es un centro de Equinoterapia, Equus. En este lugar tienen 4 caballos donde brindan terapia a niños que llegan pagando por esta, y otros que pueden acceder a becas. Es una organización sin fines de lucro, se moviliza a partir de voluntarios, uno que otro especialista el cual recibe una pequeña suma de dinero, y bueno, la Directora de este centro, quien lo fundo y cumple diversas funciones dentro de este centro sobre todo como especialista en el tema de la terapia y los caballos. Con estos datos creo que uno podría empezar a imaginar que no es una organización con una estructura muy común, y es que en realidad, tiene una particular forma de funcionar…
El primer día que llegue al lugar fue con el interés de Voluntaria, con el interés de ayudar a niños en su rehabilitación, de la mano aprender experiencia como psicóloga, y una razón más de corazón, aprender cosas que puedan ayudar a mi hermanito de 7 años que tiene autismo. Me encantó el lugar, la buena onda de los voluntarios, la interacción con los caballos, decidí volver a ir a pesar de que asumo que me provocaron un poco de miedo los caballos, por más que intente acercarme no pude, transmitían una energía tan fuerte… nunca había estado cerca de un animal tan grande. Para la siguiente vez, llegue con mi compañera, con la idea de poner en practica un proyecto, en esta ocasión conocí a la directora; abiertamente aceptaron nuestra propuesta de que presentáramos algún proyecto que contribuyera en el bienestar de los niños. Lo armamos y enviamos a la Directora.
En nuestra siguiente visita (no me había dado cuenta, que en realidad he ido bastantes veces a este lugar) y aun sin respuesta de lo que habíamos enviado, la terapia de ese día se había suspendido, por lo que ayudamos a una de las encargadas con el trabajo de los caballos. Creo que ese será un día que difícilmente olvidaré, en frente el miedo que las veces anteriores me causaron los caballos, y me ofrecí simplemente a ayudar a la encargada. Me pidió que llevará del picadero, si mal no recuerdo así se llama el lugar donde se encontraban los caballos, a Mara, una hermosa yegua con la que trabajan, a su corral, en el momento en que tome las riendas, sentí la fuerza de ella y mi corazón casi se escapo no pude evitar imaginar que podría salir disparada hacía algún lado. La encargada me indico que saliera del lugar con ella, pero uno de los otros caballos quería salir pegado a Mara y se dedico a seguirnos, con mi corazón a mil por hora, tuve que dar vueltas con Mara por el lugar, esperando a que el caballo se tranquilizará y poder salir solo las dos. Cuando por fin lo logramos, me dirigí a su corral, sentía como tiraba de las riendas imponiendo su fuerza, y si, mi corazón aun quería escapar. Entre al corral sin saber ni como llegue ahí, y la encargada cerro, y me pidió que le sacará las riendas... llena de miedo lo hice, pensando que a lo mejor me mordería o nose… pero solo me miraba Mara fijo mientras lo hacía, cuando me corrí para ir a pasárselas a la encargada, como una niña pequeña empezó a quejarse, tenía hambre; me trajeron un balde con avena y se lo eche en el lugar donde va su comida, feliz se puso a comer, me quede aun lado de ella limpiando los restos de avena del balde y me empujo con su hocico para que me corriera, mi corazón aun latía a mil por hora, pero después de eso, me di cuenta que era un animal, que difícilmente me haría daño, porque sí. Seguido de eso, la encargada me pidió que si la podía rasquetear, y la ayude. Creo que con eso ya le perdí en gran parte el miedo, más aun cuando empecé a conversarle, como lo hago con cualquier otro animal, recordando que sienten igual que nosotros.
Me es inevitable entrar en detalles respecto a esto, y es que de verdad será un momento que difícilmente olvidaré. Un momento que creo que provoca esa alegría cada vez que voy a ese lugar. Es algo que en verdad, no se puede explicar.
Creo que al día siguiente de ese, ya no recuerdo bien, viví otra experiencia que rescato. Llegue al lugar y vi a la encargada con una niña, me alegre porque al fin conocería a una de las pequeñas que monta en las terapias, me acerque despacito a ella, y de inmediato me hablo, me dijo “ la alana se tiene que ir, la alana se fue” de una manera tan dulce, no comprendí de que hablaba. En eso la encargada me la presento y me dijo, “ella es alana” y en eso, salió corriendo. Al rato, en un rincón la encontré solita y me acerque, me tomo de las manos de manera un poco brusca y me dijo “la alana no esta, se tiene que ir .. (hizo un gesto con sus manos, como un mago) la alana se fue, no esta” y me quedo mirando muy cerca, demasiado cerca con una mirada tan tierna. Ahí comprendí que todo indicaba que Alana gustaba de realizar trucos de magia, y no me equivoque, al rato después por un momento me convirtió en sirena, luego en un hada con pequeñas alitas y así… ¿En que momento deje de ser una niña? ¿En que momento me aliene al mundo de los fomes y aburridos adultos? No lo se.
Alana se fue a una de sus terapias con la Psicopedagoga y yo me quede viendo en que podía ayudar con los caballos. En eso, llego la Directora del centro, la Señora Paola, y empezó a distribuir las funciones dentro de la terapia, antes de empezar pregunto quien se podía quedar con Alana, a lo que nadie respondió. Y es que sinceramente, de manera muy atenta observe como la mayoría de las voluntarias (por no decir todas) se incomodaban por como era Alana, por esa forma invasiva de tratarte, ella no sabe eso de “espacio personal”, te habla muy de cerca, y salta de una fantasía a otra, que sobre todo en un principio, cuesta seguir. Acepte estar con Alana, me gustan los niños, quiero aprender de pequeños así y algo me dijo que sería entretenido. La Directora me llevo a una sala y me paso unos juegos, me pregunto si sabía lo que era trabajar con cartelera, y le conteste que si, me dijo que a las 3 Alana se desocupaba y ahí debía quedarme con ella. Durante el tiempo que me quedaba estuve dando vuelta entre las voluntarias, ahí me enteré que Alana era la hija de la Directora, la razón por la cual crearon Equus, que había nacido con lisocefalia y que en realidad, no le habían pronosticado más de 6 meses de vida… actualmente, tiene 12 años. Esto más me incentivo a conocerla y compartir con ella, a conocer tal “milagro”.
Alana termino su sesión con psicopedagoga y era mi turno, pero Alana por más de 15 minutos solo me repetía que no quería y que debía irse. Que frustrante era no poder llevarla al lugar donde debía, fueron los 15 minutos más largos, no quería obligarla, no sabía como hacerlo ¿Y si en realidad, simplemente no quería? En eso, su madre apareció y me dijo con un tono bastante particular “ eso de que Alana se va, es un juego”. Comprendí que solo me manipulaba y me puse firme, le indique para donde debíamos ir y caminé, ni cuenta me di como ella me siguió hasta el lugar donde debíamos jugar. Le enseñe la cartelera y fuimos realizando las actividades, noté que no podían ser muy largas que su atención no duraba mucho, pero solo lo noté cuando sentí una frustración muy familiar, la misma que siento cuando el Sebita, mi hermano, no hace lo que uno le pide. Ahí recordé una vez que tuve horas entretenido a mi pequeño hermano, pero con muchas actividades que mantuvieran su atención ocupada y fija ahí, así que hice lo mismo y recordé algunas otras cosas que sus profesoras nos han enseñado o que yo leído por ahí.. Así pudimos terminar todo lo propuesto en un principio. Cuando Alana se fue me dijo “ Alana esta triste, esta triste porque debe dejar su nueva amiga” me dio un abrazo, y se fue.  Con Alana, me di cuenta de que realmente me gusta mucho trabajar con niños, más aún tan especiales como los que te encuentras en Equus. Me agrada la idea de despertar a la niña que tengo dentro e invitarla a jugar. Me agrada ir a ese lugar y olvidarme un poco de la rutina, de los deberes, de empaparme de la inocencia de ellos, de no recordar el sistema tan alienante en el que nos encontramos.
No han sido tantos días lo que llevo en Equus, pero creo que he aprendido tanto, he aprendido como futura psicóloga, pero creo que mucho más como persona, conociendo otra parte del mundo, conociendo otra parte de mi.


No hay comentarios: